A lo largo de los años, los interruptores han incorporado varios medios diferentes para disipar esta energía, como agua, aceite, gases inertes y aire
comprimido. El intenso calor del arco se puede dispersar mediante
la aplicación de un gas a alta presión o mediante el flujo gaseoso
causado por la vaporización del medio interno, que se produce como
resultado de la formación del arco.
El cuerpo del interruptor también es decisivo para la eficacia del dispositivo. Se puede utilizar para dirigir el flujo de gases calientes y ya se han adoptado varios métodos diferentes para mejorar la disipación térmica, entre ellos el uso de materiales semidestructibles. En los comienzos del desarrollo, pronto aparecieron interruptores de agua y aceite, que operaban a niveles muy bajos de corriente y tensión.
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